"Fue a través de la confianza y el trabajo en conjunto como por primera vez se desarrolló en Quetzaltenango una agenda cultural permanente, con base en el arte contemporáneo"Branly López, director del Centro Cultural Casa No’j en Quetzaltenango
Nos cuenta que el centro se encuentra temporalmente cerrado por diferencias con la Municipalidad.
Marivi Véliz /DCA/Entrevista publicada por el Diario de Centro América, 18 de enero de 2010Por estos días, varios medios de prensa locales y nacionales han divulgado la polémica que ha traído consigo el cierre de Casa No’j. Poco o nada se sabe de las causas que llevaron al actual alcalde a tomar la decisión. Independientemente de las que hayan sido, el malestar generado tiene que ver con los procedimientos utilizados y el retroceso que estos representan para un proceso democrático. En esta entrevista, Branly López nos acerca al proceso de participación ciudadana que le dio vida a la casa y la convirtió en un referente, no solo para la cultura quetzalteca.
¿Cómo y cuando surge Casa No’j?
A mediados del año 2006, la Municipalidad de Quetzaltenango, por intermedio del concejal de Cultura, licenciado Carlos Pereira Gálvez, convocó a vecinos e instituciones de la localidad para discutir la importancia de la cultura en el desarrollo del municipio. Tuvo respuesta de varias instituciones: la Alianza Francesa, el Centro Cultural Casa Los Altos, la Escuela de Artes Plásticas, la Marimba Ideal, el Instituto Guatemalteco Americano (IGA), la Universidad Mesoamericana y la Rafael Landívar, el grupo de escritores Los Quijotes, el grupo de poetas Vértice y la Liga Maya Guatemala. En conjunto acordaron efectuar reuniones semanales para articular esfuerzos que contribuyeran a desarrollar la cultura en el municipio. Sobre la marcha, algunas de estas instituciones se fueron retirando. Con representantes de las que fueron quedando se conformó la Junta Directiva del Consejo de Cultura, iniciando el 2007. Como presidenta de la Junta quedó Claudia Mazariegos, proveniente de la Universidad Mesoamericana, y como vicepresidente Daniel Matul, de la Liga Maya. A finales de este mismo año, la Junta, que es en realidad una especie de comité ciudadano, propuso a la Municipalidad ceder el edificio conocido como Antigua Gobernación o antigua casa de Manuel Estrada Cabrera, restaurada por la Cooperación Española, para que en ese lugar se reivindicara la cultura del municipio. La Municipalidad aceptó la propuesta y para ello cedió, bajo acuerdo, el edificio y su total administración. Aceptó también la propuesta de otorgar un presupuesto semilla en los rubros que a su discreción serían útiles para dar impulso al proyecto y para que este buscara su sostenibilidad después de un año.
Para dar inicio a este nuevo proyecto cultural se hizo una convocatoria abierta y, mediante un proceso de oposición, se conformó un equipo técnico de trabajo conformado por Mariana Rohr, gestora cultural; Saknicté Racancoj, secretaria; Carlos Escalante, gestor cultural; y yo, como director. Fuimos contratados según nuestros estudios, experiencia y deseos de contribuir al desarrollo cultural de Quetzaltenango. Yo venía de las filas del Movimiento Emergente 16 de Abril, que realizaba actividades culturales en la calle y promovía la reflexión a través del arte y la cultura en la ciudad, al igual que Ernesto Pacheco, que luego se integró al equipo técnico, primero como voluntario, a finales del 2008.
El equipo técnico propuso el nombre y las líneas de trabajo de este nuevo proyecto, que no debía replicar a la Casa de la Cultura. Estas fueron aceptadas por el Concejo de la Cultura, que funcionaba como el interlocutor entre nosotros y la Municipalidad. Es así como lo que fuera la casa de un dictador se convirtió en la casa del pensamiento en febrero del 2008, tal y como la han llamado algunos medios de comunicación escrita. Casa No’j, Arte y Cultura en Xelajú, pone de manifiesto la multiculturalidad del municipio y la creciente necesidad de mejorar las relaciones de convivencia, sociales, económicas, ambientales y políticas. El No’j es el nahual de Quetzaltenango, según la cosmovisión maya, y es el que dirige el destino del municipio. No’j es el pensamiento a través de las artes. Frente al edificio de Casa No’j y debajo del atrio de la catedral denominada del Espirítu Santo, se encuentra el altar mayor de los k’iche’, conocido como el altar No’j.
Desde el 2008, Casa No’j ha desarrollado diferentes actividades artístico-culturales y poco a poco se ha convertido en un referente cultural y en una experiencia de buenas prácticas de descentralización, autonomía y participación ciudadana, en el país y en Centro América. Mucho de esto se ha logrado porque desde el inicio buscamos apoyo en los colectivos de jóvenes que hacían arte y cultura en la localidad. Fue a través de la confianza y el trabajo en conjunto como por primera vez se desarrolló en Quetzaltenango una agenda cultural permanente, con base en el arte contemporáneo.
Casa No’j ha gestado más de 40 exposiciones, 14 festivales en diferentes artes, relaciones con más de 60 organizaciones, y ha trabajado con más de 150 artistas nacionales e internacionales. Hemos promovido una gestión cultural permanente, disfrutada por más de 50,000 ciudadanos. Por su trayectoria y trabajo de construcción colectiva, el equipo técnico ha sido invitado a dar a conocer su experiencia en diferentes países de América Latina y ha sido reconocido por el Centro Cultural de España en Guatemala como un centro cultural modelo a nivel centroamericano.
¿De qué manera se establecieron las líneas de trabajo de este centro cultural?
Con el apoyo del doctor Daniel Matul desarrollamos varias sesiones internas para tratar de entender el pensamiento del quetzalteco, entender la realidad del municipio por medio de la mística, la filosofía, la historia, la antropología, la sociología y la política, y así poder establecer el tipo de centro cultural a desarrollar. Determinamos que Casa No’j debía ser un centro de análisis y sensibilización de los comportamientos presentes en el municipio, en el país y en el plano mundial; reconociendo que era imperioso fortalecer la vida, la libertad y la dignidad de las personas que viven acá. Casa No’j fue sentando sus bases en la contemplación, la escucha, el silencio, la creatividad, la innovación, el aprendizaje, la prospectiva y la razón comunicativa inmersas en las distintas expresiones del arte y la cultura contemporánea, pretendiendo mejorar las relaciones de convivencia entre los ciudadanos y así influir en el mejoramiento de su calidad de vida. Partimos de que la cultura se construye a través de una red de relaciones por la cual un pueblo da a conocer su idiosincrasia, la expresión de sus ideas y el uso que hace de sus talentos humanos y de los recursos de su entorno para satisfacer la reivindicación siempre creciente de una vida mejor.
¿Cuáles piensas que han sido las causas que llevaron a la Municipalidad quetzalteca a no renovar los contratos del actual equipo técnico de Casa No´j?
Para el 2010, con el apoyo de los colectivos se determinó que las actividades culturales para este año tendrían que cuestionar aún más las percepciones, estructuras e intereses sobre los cuales opera el municipio. Queríamos también afianzar la autonomía, la descentralización y la desconcentración del proyecto. Quizás eso fue lo que trajo consigo molestias a diferentes niveles sociopolíticos y seguramente influyó en que al equipo técnico no se le haya vuelto a recontratar.
El problema es que el Consejo de la Cultura nunca nos lo notificó. La Municipalidad lo hizo apenas seis días antes de que se cerrara temporalmente Casa No’j.
De manera pública, a través de un medio de comunicación escrita, a principios de enero de este año el alcalde declara que la nueva directora del centro cultural sería Claudia Mazariegos, lo cual nos sorprendió, ya que asumiría el puesto sin haber renunciado a su cargo como presidenta de la Junta Directiva del Consejo de la Cultura. De igual manera, el nombramiento directo por parte del Alcalde, sin que hubiera una convocatoria pública para que diferentes personas concursaran al puesto, negaba los preceptos de autonomía y descentralización bajo los cuales nació Casa No’j.
Esta acción, por sí sola, contradecía el trabajo, el proceso y la voz-voto de los colectivos de jóvenes que ayudaron a construir Casa No’j.
¿Crees que esta decisión tiene un trasfondo político?Casa No’j ha sido un proyecto que se ha constituido como una plataforma de diálogo y participación ciudadana, lo cual para algunos grupos de la sociedad quetzalteca representa un peligro o una oportunidad de inserción sociopolítica. Nos parece una decisión extraña y contradictoria. En verdad no sabemos a qué obedece.
¿Cuál ha sido la reacción del equipo? ¿Qué piensas que puede pasar?
Los colectivos y el equipo técnico nos hemos pronunciado ante los diferentes medios de comunicación para así buscar, a través del diálogo y la mediación, el restablecimiento de la institucionalidad de Casa No’j.
En representación del equipo técnico y de los distintos colectivos que ayudaron a construir el Centro Cultural Casa No’j, fui a la Procuraduría de los Derechos Humanos, en Quetzaltenango, para pedir que se reanude la mediación con el Alcalde municipal y la Presidenta de la Junta Directiva del Consejo de la Cultura. También para que se inicie una investigación que dé a conocer los procesos que llevaron a nombrar a la nueva directora y la remoción del equipo técnico.
El municipio no cuenta con información imparcial de parte de los medios de comunicación. Quetzaltenango se debate en una problemática que ha prevalecido en la mentalidad de los responsables y dirigentes políticos: el concepto colonial de la ciudad. No se percibe la conducción de los tres grandes cambios necesarios que nos sitúan en el siglo XXI: el organizacional, el generacional y el cultural.
No es posible que sigamos arrastrando pensamientos y acciones colonialistas, ese tipo de autoritarismos que era tan común antes de la firma de la paz. Lo sucedido con Casa No’j nos hace preguntarnos si es digno construir la cultura desde el mismo sistema que la ha aniquilado. Sobre todo cuando históricamente los gobiernos locales se han negado a reconocer las dinámicas contemporáneas de la cultura en la sociedad que representan.
http://www.dca.gob.gt/cultura.htmlv